Jornada de Indulgencia Plenaria 2025

La indulgencia plenaria es una gracia que concede la Iglesia Católica por los méritos de Jesucristo, María y todos los santos para revocar la pena temporal debida al pecado. Según el Código de Derecho Canónico y los Decretos de la Santa Sede,
“La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”.
El ejemplo que se utiliza para explicar su profundo significado es el siguiente:
“Imagina que tu alma es una tabla, y cuando pecas es como si agarraras puntillas y se las clavaras. Cuando te confiesas estas puntillas salen, pero lamentablemente los huecos que dejaron en la tabla permanecen. La indulgencia plenaria se encarga de quitar esos huecos de la tabla y dejarla como nueva.”
Este 2025 es el Año del Jubileo “Peregrinos de Esperanza” y se ha dispuesto una jornada de indulgencias para que los fieles puedan redescubrir la misericordia de Dios y perdonar sus pecados. Hoy, los católicos encontramos signos de esperanza en la solidaridad y la fraternidad de los pueblos, y vemos en la cruz de Cristo un ancla que nos sostiene durante la peregrinación de la vida en comunidad.
Las indulgencias nos ayudan porque somos pecadores: “Pues estamos afligidos por nuestros pecados: líbranos con amor, para gloria de tu nombre”. La Iglesia Católica nos dice, que son saludables para el pueblo cristiano. Por eso, invita a todos los fieles a que mediten y consideren el gran valor de su uso para la vida individual y para el fomento de la sociedad cristiana.
¿Cómo Debes Prepararte Para Obtener La Indulgencia Plenaria?
A pesar de ser beneficios gratuitos, solamente se conceden, tanto a los vivos como a los difuntos, por las acciones de los fieles que validan la santificación y la purificación, una vez cumplidas ciertas condiciones:
Estar dispuesto.
Haber realizado buenas obras de piedad, penitencia y caridad.
Haberse confesado.
Haber recibido la comunión.
Orar por las 16 intenciones de la Iglesia Católica para este 2025.
A continuación, se explicará cada una en mayo detalle:
Sobre estar dotado de disposiciones debidas.
Esto implica estar verdaderamente arrepentido, amar a Dios, detestar los pecados, tener confianza en los méritos de Cristo y creer firmemente en la comunión de los santos.
Sobre haber realizado buenas obras de piedad, penitencia y caridad.
Se refiere a aquellas que contribuyen al incremento de la fe y del bien común, por ejemplo:
Visitando a los hermanos que se encuentran en necesidad o en dificultad, enfermos, encarcelados, ancianos en soledad, personas con capacidades diferentes, entre otros.
Absteniéndose en espíritu de penitencia, al menos durante un día de distracciones banales reales y virtuales, y de consumos superfluos.
Otorgando una proporcionada suma de dinero a los pobres.
Patrocinando obras de carácter religioso o social, especialmente en favor de la defensa y protección de la vida.
Dedicando una adecuada parte del propio tiempo libre a actividades de voluntariado.
Visitando devotamente cualquier lugar jubilar, viviendo momentos de adoración Eucarística y meditación, orando el Padre Nuestro, la Profesión de Fe y el Ave María.
Sobre estar purificado a través del Sacramento de la Penitencia.
Realizando un examen de conciencia antes de la confesión (no más de 20 días antes de recibir la Indulgencia). Si hace mucho tiempo no te confiesas, tómate un tiempo y piensa en hacer un examen de conciencia:
Pídele al Espíritu Santo que te ayude a reconocer tus pecados.
Recuerda los pecados cometidos desde la última confesión.
Siente arrepentimiento por los pecados cometidos: ¿Qué tanto daño te causó? y ¿Qué tanto daño le causaste a otros?
Proponte firmemente no volver a pecar o a cometer los mismos errores.
Confiesa los pecados al sacerdote.
Cumple la penitencia que el sacerdote te indique.
Si no sabes por donde comenzar, repasa los diez mandamientos. Sinceramente: ¿En cuáles has fallado?
¿Sólo te acuerdas de Dios en los momentos de dificultad?
¿Has jurado falsamente, ofendido a Dios por su nombre, justificado prácticas criminales, usado su nombre para usos mágicos, blasfemado o maldecido?
¿Has dedicado un día a la semana, como el domingo, para acercarte a Dios, estar en familia y descansar apropiadamente trayendo paz y equilibrio a tu semana?
A tu padre y a tu madre les: ¿Obedeces, escuchas, prestas atenciones, expresas gratitud, muestras dedicación, cuidado y paciencia?
¿Has tenido pensamientos o deseos impuros, incluso has cometido abuso de tu facultad sexual? Recuerda; el mal no está en el placer sexual como tal, sino en buscarlo abusivamente y fuera del orden establecido por el Creador en el matrimonio, como en el placer por sí mismo y a toda costa.
¿Has sentido envidia por lo que otros tienen y tu no?
¿Has gastado dinero en cosas innecesarias?
¿Has mentido?, ¿Has robado?, ¿Has matado?
Y recordando el 11 mandamiento que Cristo nos dejó: “Amarse unos a otros?
¿Has descuidado a los necesitados?
¿Has hablado mal de otras personas?
Todas estas preguntas te ayudarán a organizar mejor tus ideas y establecer claramente en qué lugar te encuentras con Dios.
Sobre haber comulgado:
Para recibir el alimento por la Santa Comunión Eucarística, ten presente que la jornada de Indulgencias comenzó el 24 de diciembre de 2024 y se extenderá hasta el 6 de enero de 2026.
Sobre orar por las 16 intenciones para el 2025:
Las intenciones son:
Por el derecho a la educación.
Oremos para que migrantes, refugiados y afectados por las guerras vean siempre respetado su derecho a la educación, necesaria para construir un mundo mejor.
Por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.
Oremos para que la comunidad eclesial acoja los deseos y las dudas de los jóvenes que sienten la llamada a servir la misión de Cristo en la vida sacerdotal y religiosa.
Por las familias en crisis.
Oremos para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo incluso en sus diferencias las riquezas de cada uno.
Por el buen uso de las nuevas tecnologías.
Oremos para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas, respete la dignidad de las personas y ayude a afrontar las crisis de nuestro tiempo.
Por las condiciones de trabajo.
Oremos para que a través del trabajo se realice cada persona, se sostengan las familias con dignidad y se humanice la sociedad.
Para crecer en la compasión por el mundo.
Oremos para que cada uno de nosotros encuentre consolación en la relación persona con Jesús y aprenda de su corazón la compasión por el mundo.
Por la formación para el discernimiento.
Oremos para que aprendamos cada vez más a discernir, saber elegir caminos de vida y rechazar todo lo que nos aleje de Cristo y del Evangelio.
Por la convivencia común.
Oremos para que en las sociedades donde la convivencia parece más difícil no sucumban a la tentación del enfrentamiento por motivos étnicos, políticos, religiosos o ideológicos.
Por nuestra relación con toda la creación.
Oremos para que, inspirados por San Francisco, experimentemos nuestra interdependencia con todas las criaturas, amadas por Dios y dignas de amor y respeto.
Por la colaboración entre las distintas tradicionales religiosas.
Oremos para que creyentes de distintas tradiciones religiosas trabajemos juntos para defender y promover la paz, la justicia y la fraternidad humana.
Por la prevención del suicidio.
Oremos para que las personas que están combatiendo con pensamientos suicidas encuentren en su comunidad el apoyo, el cuidado y el amor que necesitan y se abran a la belleza de la vida.
Por los cristianos en contextos de conflicto.
Oremos para que los cristianos en contextos de guerra o conflicto, especialmente en Medio Oriente, sean semillas de paz, reconciliación y esperanza.
Fin.